Allá por junio del 2013, se valoró como una cura de juventud para IBM. Con la compra de la empresa SoftLayer por una suma que extraoficialmente fue estimada en 2.000 millones de dólares o más, el centenario Gigante Azul dio un acelerón a su estrategia de cloud computing. Adquiría con ella una cartera de 21.000 clientes, una quincena de centros de datos en Estados Unidos, Europa y Asia, y un equipo de gente innovadora para dar un paso que le permita atravesar lo que Virginia Rometty, CEO de la compañía, describe como a rocky time. El reto no es diferente al de otras compañías: identificar y explotar nuevas oportunidades de negocio y ser más rápidos que el descenso de los negocios clásicos.
Con ser muchas las fuerzas que tenía IBM, le hubiera sido difícil dar la batalla contra el líder de los servicios de infraestructura en la nube, Amazon Web Services. Con la absorción de SoftLayer, que mantiene su autonomía operativa, tiene nuevas armas para intentarlo. Poco después, y no sin comprar un par de empresas del mismo ramo, IBM anunció que invertiría otros 1.200 millones de dólares en montar 14 centros de datos adicionales, con lo que su infraestructura de servicios en la nube crecerá hasta unos 40. Con estas iniciativas, espera generar ingresos por 7.000 millones de dólares en 2015 [a priori el 7% de la facturación total].
El refuerzo de su negocio de cloud computing, junto a la de computación cognitiva, forma parte de un viraje que ha tenido otras manifestaciones en los últimos meses, como la venta a Lenovo de una parte sustantiva de sus activos en servidores. En la práctica, la compañía está achicando su dimensión total al sacrificar actividades de hardware, pero al mismo tiempo hace crecer sus actividades de software y servicios, una estrategia larga cuyas raíces se remontan a los tiempos de Louis Gerstner. Según se ha informado, el negocio cloud ha crecido un 69% en 2013, hasta el nivel de 4.400 millones de dólares, la mayoría en nubes privadas. Con la incorporación de SoftLayer, profundizará en una oferta híbrida.
En los días de inauguración formal de un nuevo centro de servicios cloud de IBM en Cerdanyola del Vallés, cuyo principal cliente es la Generalitat de Cataluña, el autor de este blog tuvo ocasión de conversar con Jonathan Wisler, Director General de SoftLayer, ahora integrada en IBM, con responsabilidad sobre la región EMEA. Junto a él, participó en la entrevista Cristina Caballé, responsable de esta rama en IBM para España, Portugal, Grecia e Israel.
¿Cuál es la contribución de SoftLayer a la estrategia cloud de IBM? ¿Ha cambiado en estos diez meses de integración?
Entenderá que mi visión esté influída por el hecho de que soy, como quien dice, un recién llegado a IBM. Históricamente, la compañía ha sido una potencia en el segmento de la informática de empresas. En cambio, SoftLayer nació y creció en un espacio que podemos llamar ´digital nativo`. Cuando se combinan la herencia y la experiencia de ambas, el resultado es necesariamente una oferta muy rica. SoftLayer se ha especializado en la provisión de infraestructura como servicio (IaaS), pero la integración en IBM nos ha permitido lanzar una plataforma como servicio (PaaS), llamada BlueMix. Y además, está la variedad preexistente de IBM en software como servicio (SaaS), de manera que el conjunto conforma la mayor oferta de computación en la nube del mercado.
IBM ya tenía una oferta llamada SmartCloud, ¿cuál es la diferencia?
La principal diferencia es que SofLayer no daba servicios gestionados en la escala de la que es capaz IBM. Hemos conectado todos los puntos. La mejor prueba que puedo darle es el centro cloud que hemos abierto en Barcelona, y que está conectado con la infraestructura de SoftLayer.
Puesto que SoftLayer mantiene un grado de autonomía, me pregunto cómo están llevando juntos al mercado esta combinación.
Hay distintas maneras de ´vender una nube` [risas]. Una es altamente automatizada, como una especie de autoservicio: el cliente entra a un portal donde puede contratar fácilmente la infraestructura que necesita, en cosa de minutos. La otra es un marketplace en el que puede escoger aplicaciones de un menú, comprarlas y desplegarlas en la infraestructura de SoftLayer. La tercera posibilidad encaja en el modelo de consultoría clásico de IBM: suponga que una empresa, normalmente grande, quiere migrar a la nube su entorno de computación… o una parte. Por supuesto, todo es combinable en una nube privada o pública, según un modelo híbrido. Tenemos otro nivel, destinado a la comunidad de desarrolladores, y buena parte de los clientes que aporta SoftLayer son de este mundo…
Cristina Caballé: Si Jonathan me permite, quisiera añadir que desde el momento de la integración de SoftLayer dentro de IBM, procedimos a traducir el portal al castellano, para que nuestros clientes puedan contratar el servicio con una simple transacción de tarjeta de crédito y descargar un contrato que cumple con la legislación española.
Por lo que ha dicho, muchas actividades de IBM se están articulando en torno al eje que representa la compra de SoftLayer […]
J.W: Esa sería una una buena definición, si no fuera porque en lugar de eje, yo hablaría de capas. El papel de SoftLayer consiste en poner la infraestructura, los cimientos de una oferta que se va completando una capa sobre otra. Claro que, al mismo tiempo, como nuevo miembro de la familia, SoftLayer ha tenido que adaptarse a componentes existentes en la oferta de IBM.
Después de SoftLayer, IBM ha comprado otra empresa relacionada con este negocio, Aspera… ¿Son complementarias? ¿Puede haber otras?
Son tan complementarias que Aspera, cuya especialidad es DaaS (base de datos como servicio) ya usaba la infraestructura de SoftLayer. Tienen una tecnología fantástica para mover grandes volúmenes de datos a un entorno cloud. Personalmente, les he tratado durante más de dos años. Por lo tanto, podremos trabajar juntos desde el primer minuto en que la compra se materialize jurídicamente […]
Cristina Caballé: Sobre la segunda parte de la pregunta, casi cada mes IBM compra alguna empresa. Después de Aspera, en enero, compró Cloudant, y las dos se complementan muy bien. También hemos lanzado una nueva versión de nuestros servicios cloud gestionados. Esto crece muy rápido […]
He tenido ocasión de ver en Estados Unidos una campaña publicitaria en la que IBM presumía de tener más clientes de cloud que Amazon. No es lo que dicen los analistas de mercado…
J.W: Veo que le interesan las estadísticas. IBM tiene la primera cuota de mercado como prestatario de servicio cloud a los 250.000 sitios web más visitados, lo que equivale a volúmenes altísimos de producción. En cuanto a los analistas,… si aceptamos que la definición de cloud es «un entorno previrtualizado y multitenant«, somos uno de los líderes de la nube, pero la competición está muy reñida. Nuestro punto de vista es que los servicios cloud tengan la característica de desplegarse muy rápidamente y puedan migrar en cualquier momento, no como en los tiempos en que el servidor físico era la barrera para cualquier cambio.
Entiendo que Amazon marcha en la misma dirección…
Tengo el mayor respeto por Amazon, por su capacidad de innovación y porque ha acelerado el mercado hasta llevarlo donde está ahora. Pero los dos enfoques son fundamentalmente diferentes. Una característica de IBM es que nuestra plataforma permite la hibridez: dentro y/o fuera de la empresa, según esta decida. Amazon, en cambio, obliga al 100% cloud.
Muchos clientes tienen un legítimo temor a perder el control.
Es razonable. Lo que puedo asegurar es que nuestros clientes pueden tener en todo momento el control sobre las máquinas virtuales, saben que sus datos están en el rack 297 del servidor 19 de nuestro centro de Amsterdam. Esa transparencia no la ofrecen otros proveedores. Y luego está la cuestión del rendimiento: pueden compartir un servidor o un hipervisor con otro cliente sin contaminación alguna. Con nosotros, tienen la posibilidad de ir ascendiendo por capas sucesivas de valor añadido: IaaS, PaaS, SaaS, DaaS… el cliente regula hasta dónde quiere llegar.
De una manera general, ¿cómo cree que se va a estructurar el mercado de aquí en adelante?
Por supuesto, hay grandes compañías, como Microsoft o HP, y otras con menos solera, que vienen de áreas adyacente y tienen potencia suficiente para jugar en esta liga. Como usted dice, hay centenares, quizá miles, de startups, no tan grandes pero no necesariamente pequeñas, que buscan su lugar bajo el sol, o más bien bajo las nubes [risas] que se han propuesto perseguir a los grandes […] Conozco bien esa dinámica, porque vengo de una empresa que ha crecido en la comunidad de startups y ahora forma parte de una gran organización. ¿Adónde va el mercado? Si miramos a sectores como energía, transporte, salud, etc, vemos que hay un ancho espacio por desbrozar […]
¿Prevé el desarrollo de una especie de nubes verticales?
Sí, y de escala industrial. Basta pensar en las múltiples posibilidades del sector de salud, con sus necesidades de tratamiento de imágenes, con la movilidad creciente de los profesionales… eso tiene que basarse en cloud. ¿Cómo imaginar que se pueda hablar de coches conectados, de gestión de flotas, sin servicios de cloud? Ahora estamos en la fase de entusiasmo por el despliegue de dispositivos y de sensores en los próximos diez años, pero no sólo hay que mirar lejos sino también en profundidad […]
¿Qué me dice de las nubes gubernamentales? Hay varias batallas en esa guerra, e IBM está en casi todas. Como imaginarán, lo pregunto a propósito del centro de Cerdanyola…
La filosofía que le he expuesto vale tanto para los gobiernos como para cualquier industria. Dentro del plan de despliegue de 40 centros de datos para dar servicios cloud, hemos añadido varios en Europa: los retos son básicamente tres: rendimiento, transparencia y dónde están alojados los datos. Sobre Cerdanyola, Cristina puede ser más específica.
Cristina Caballé: La experiencia con la Generalitat de Cataluña es muy interesante, porque implica trabajar con las distintas consejerías del Gobierno, y porque hemos puesto en escena un concepto que despierta interés en otras administraciones. No revelo ningún secreto si le digo que prácticamente todas las AAPP de España se lo están pensando, claro está que en distinta medida. Además, colaboramos conceptualmente con las autoridades en la definición de una legislación más precisa acerca de este fenómeno nuevo que es el cloud computing.
¿El centro de Cerdanyola es exclusivo para la Generalitat?
C.C: No. Dependiendo de la funcionalidad, de las aplicaciones y de las cargas de trabajo, tiene flexibilidad para funcionar como nube privada, dedicada, o como multicliente.
Una pregunta final acerca de los partners. Hay unos cuantos que prestan servicios de hosting, que no deja de ser una forma de servicio cloud. ¿Cómo encajan en la estrategia de IBM?
C.C: Trabajamos con partners de distinto nivel. La infraestructura, el hardware, las aplicaciones, la red… Si usted se refiere a aquellos que tienen su propia infraestructura, pero no la capacidad de expansión que este mercado exige, por supuesto es un escenario que contemplamos en la relación con ellos.
[publicada parcialmente en La Vanguardia el 11/5]